¿Bailas contigo?



¿Has sentido cómo se mueve tu ser?, ¿has experimentado el comunicarte sin hablar?, ¿contar una historia con cada parte de tu cuerpo?, ¿hablar con el alma y hacer que todos a tu alrededor escuchen tu corazón? ¿Haz bailado contigo?

La danza ha estado presente a lo largo de la historia del ser humano, es un arte que no conoce de fronteras ni de diferencia de lenguas, pero sí de culturas y modas. Se ha pensado que la idea de un lenguaje universal es casi imposible pero pienso que no es una idea loca cuando hablamos de bailar.

Cuando bailamos transmitimos toda clase de emociones y sensaciones, no importa si lo haces de manera profesional o simplemente estas en la sala de tu casa o en una fiesta. El efecto es el mismo. Cuando descubrimos que mediante el movimiento podemos expresarnos sin necesidad de las palabras y experimentamos esa sensación de libertad y desahogo te das cuenta que es la terapia psicológica más barata que jamás hayas tenido.

Con el paso del tiempo y con ayuda de la ciencia se ha comprobado que bailar trae muchos beneficios, para mente, alma y cuerpo. Cuando hablamos del cuerpo, debemos saber que es este nuestro instrumento de trabajo, vale la pena recordar que antes de ponernos a bailar es recomendable hacer un calentamiento previo, este nos ayuda a calentar los músculos, trabajar la flexibilidad y fuerza de los mismos, podrás trabajar en tu buena postura y seguramente moverás músculos que ni si quiera pensaste tener. Es importante trabajar con cada parte de nuestro cuerpo por separado para que al momento de ejecutar este se vea en total armonía, nos veamos tan ligeros como una pluma y hagamos parecer que bailar es TAN fácil que cualquiera puede hacerlo.

¿Te ha pasado que depende de tu estado de ánimo es la canción o grupo musical que decides escuchar? Es como si cada día, cada hora y con cada vivencia buscáramos el “soundtrack” perfecto  para nuestra vida. Pues bien para bailar necesitas encontrar el ritmo perfecto, aquel que te enchine la piel al instante de escuchar el primer compás, aquel que te haga sentir que eres incapaz de controlar tu cuerpo pues solo quieres pararte a bailar. Es muy importante que tu alma haga esa conexión con la música y tal vez te des cuenta que a veces es más fácil comunicarte con tu cuerpo que buscar las palabras adecuadas. Sin dejar a un lado que el estar en clases de bailes es un entrenamiento y trabajo constante con nuestro autoestima, pues cada vez que logramos un paso o una coreografía bien ejecutada esto suma puntos al sentirnos bien y capaces de lograr lo que nos proponemos.

Y por último pero no por eso menos importante la mente. El Journal of Neuroscience ha podido comprobar que el bailar ayuda a regular los niveles de serotonina y dopamina, lo que se traduce a ser menos propenso a depresiones leves. Al estar memorizando coreografías trabajamos nuestra memoria y poder de concentración lo cual previene la demencia conforme nos vamos haciendo viejos. Liberamos estrés, podemos expresar nuestro sentir, es una puerta para socializar y conocer gente nueva, no importa el ritmo siempre y cuando bailes con el corazón, no importa tu historia siempre y cuando la cuentes desde el alma.


Bailar te hace conocer tu cuerpo, bailar te hace feliz, bailar te hace bien, entonces baila como si nadie te observara, no importa si estás sola o con alguien, siéntete, disfrútate, hazlo en tu casa, en la calle, en la fiesta, en el transporte, en el parque, la vida es el escenario, lo peor que puede suceder que cuando alguien te observe se contagie de tu baile.

Claudia Alcalá. 
Colaborador. 

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