Caminar Lento
Te
has preguntado ¿Por qué la gente camina lento?
Alguna vez leí que una persona feliz caminaba rápido. Que iba con gusto a su destino y que la confianza era su compañera. Que una persona con buena autoestima caminaba con firmeza y sin titubeos. Eso hablaba de motivación, éxito y seguridad. Pero, ¿y qué hay de caminar lento? ¿No significa también algo positivo?
Pensar en ello fue una
experiencia abrumadora, porque aparecieron en mi mente muchas ideas que
intentaban explicar las posibles razones. Resultó, muy fácil entrar a internet
y comparar apreciaciones. Me dio gusto saber que no me equivoqué, caminar lento
también es benéfico para la salud.
Resulta
que aunque algunos afirman que puede estar relacionado con algún padecimiento,
otros opinan que es muy saludable y que es una característica de personas con un alto
nivel de paz en su existencia. Es un hecho
que caminar lento nos sitúa en el terreno del “paseo”, una experiencia que
puede ser maravillosa y relajante,
ya que mejora nuestra concentración, calma nuestra mente y relaja nuestro
sistema nervioso, activa el sistema circulatorio, fortalece nuestras piernas, también
contribuye a la quema de calorías y el único inconveniente que tiene es que
ocupa mucho tiempo.
Sin embargo, caminar lento
puede tener muchas razones que pueden ser justificadas o no, por lo que me di a
la tarea de comprender cuáles serían. Este es solo un pequeño ensayo que
muestra mis primeras conclusiones:
1 1. No tienen nada que hacer. Quizás hay
alguien que se ocupa de hacer todo lo necesario para que ellos estén bien y no
necesitan ocuparse o preocuparse por nada, así que no tienen porqué apurarse.
También puede ser que estén de vacaciones y estén paseando, para conocer algo
no conocido por ellos; o en el peor de
los casos son de esas personas que no hacen nada porque “no hacer nada” es su
filosofía de vida, de esas que dejan que los otros hagan todo.
2 2. Nadie los espera. Eso se me hizo triste. Pensé
que tal vez su principal compañera es la soledad y luchan por alejarla,
buscando a alguien que los acompañe y “alentan” sus pasos para no regresar a
ella, alargando los instantes, porque en la calle no están solos, o al menos no
se sienten tan solos. Tal vez no quieren llegar a sus casas porque ahí solo
hay un vacío frío y desalentador.
3 3. No tienen trabajo. Pensé en su desocupación,
que es una forma de libertad forzada y desalentadora. Tan libres que viven la
angustia de no saber si encontrarán una nueva ocupación. Entonces para qué se
apresuran: no hay tarjeta que checar; jefe que los reprenda; horario que
cumplir. En sus casas se sienten inútiles y salen a patear calles, a gastar
suelas, buscando la suerte para encontrar un nuevo trabajo. Se mandan solos y son dueños de su tiempo, de
su hacer..... de su incertidumbre.
4 4. Son exitosos y nada les apura. También se me
ocurrió que tal vez tiene todo lo que necesitan y son dueños de su tiempo. La
vida les ha sonreído llenándolos de fortuna. No tienen que apresurarse, son
ellos los que apresuran a otros, esos que están a su servicio. Esos que
reproducen su capital mientras ellos se pasean. Se pueden dar el lujo de ir
despacio a dónde quiera que vayan.
5 5. Los zapatos les aprietan o lastiman. Esto parece un
absurdo, porque si los zapatos te lastiman, es lógico pensar que no los
usarías. Pero no es así, vivimos en una época en que ya no nos fijamos en la
calidad de lo que compramos y estoy seguro que entre los distintos pares de
zapatos que tenemos, debe haber algunos que no tiene horma ni arco, o estaremos
bien surtidos de los llamados “de piso” que son capaces de destruir cualquier
buen pie, o simplemente serán de muy mala calidad, como los chinos, que se deforman
y destruyen en tres semanas. En consecuencia, como ya invertimos en ellos,
claro que los usamos, porque disque con el tiempo se amoldan, y seguramente caminamos
a todos lados trayendo en los pies verdaderos criminales, que nos torturan a
cada paso. ¿Cómo no ir lento?
6 6. Tienen trabajo. Seguro pensarán que me
equivoco al pensar que alguien con trabajo anda de prisa siempre. No
necesariamente, yo he visto mucha gente que no quiere llegar a su trabajo, a
vivir lo de siempre, a soportar a las mismas personas y las mismas tareas,
soportar el mal humor del jefe, etc., entonces para que apresurarse. Los vemos
en su hora de comida o sus dos horas de comida: comen y salen con paso
lentísimo, deteniendo el andar de todos los transeúntes, que se desesperan al
no poder rebasar a esos que se vuelven una barrera infranqueable, esos que nos
obligan a bajarnos de la banqueta al río de la calle. Salen del restaurante,
caminan lento para no perturbar su digestión y buscan la heladería, para un
buen helado que complemente el postre que ya les dieron o la tiendita para la
obligada chatarra, y luego se preguntan porque están gordos o panzones. No
tienen prisa. Es su tiempo de libertad, así que para qué apresurarse.
7 7. Tienen alguna lesión. Tal vez se lastimaron un
pie o una pierna, o la espalda, así que lo único que les queda es tener
paciencia y caminar lento.
8 8. Están enfermos. Hay enfermedades que
hacen que disminuyamos la velocidad de nuestro andar. Enfermedades que nos
deterioran o debilitan al punto de resultar un tormento el caminar. Andar se
vuelve un reto angustiante y penoso.
9 9. La vejez los alcanzó. Todo el tiempo pensamos
que somos invencibles, que nada nos detendrá y un día la vida nos muestra el
error en el que estamos. Los años se nos vienen encima y podemos ser muy
felices y plenos, pero, nuestro cuerpo ya no responde igual, ya nos somos tan
ágiles y nos cansamos más al realizar menos esfuerzo. Vemos con no menos tristeza,
que el “Yo nunca” o “el siempre” se acabaron. Nos enfrentamos ahora al “Ya no
me es fácil” y en el peor de los casos al “Ya no puedo”.
1 10. Nada los motiva. En una sociedad y época
tan demandantes como la de ahora, nuestra autoestima se ve constantemente probada
y golpeada. A veces encontrar motivación es muy difícil. Sin motivación, para
qué caminar rápido, es mejor ir lento y darnos un poco de paz. Pareciera que
quedarnos quietos, resulta una mejor idea. Bajarnos de este tren y reposar
mientras llega algo nuevo. Mientras aparece, ¿para qué ir rápido?
1 11. Están con alguien que les interesa y no quieren que
el tiempo pase. El amor, la atracción, la emoción, la amistad por alguien, es una gran
píldora contra el aburrimiento, contra la apatía, contra el desasosiego de la
rutina. Cuando estamos con la persona que nos gusta o nos apasiona, sea por
amor o amistad, el tiempo pasa muy rápido y siempre queremos más, por eso se
camina lento, como queriendo detener el tiempo para que esta sensación tan
placentera que provoca el otro, nunca termine. Al respecto pienso en los
estudiantes de secundaria, por ejemplo, que caminan sobre la acera, hombro con
hombro, sin prisas o preocupaciones, siempre tratándose de ver la cara, para
ver quien ríe o hace una broma, con el fin de secundarlo y divertirse,
provocando el enojo de los adultos molestos que siempre tienen prisa y se
enojan porque no los dejan pasar. Ellos están bien, los adultos son
incomprensibles e histéricos.
1 12. Se dejaron engordar y el peso les pesa. Aquí están los
que fueron atrapados por la comida y el comer. Engordaron hasta que su peso les
pesa y les quita movilidad. Su andar es lento y tal vez se trata de un mal
andar, que deforma sus zapatos, o sus tobillos por la excesiva carga. Me
imagino que es como traer pesas todo el tiempo, ¡debe ser agotador! Caminar
lento es mejor, se gasta menos energía y se lastiman menos las articulaciones.
Aquí si cabe expresar que “cargan con toda su humanidad”.
1 13. Su vida es una pesada carga para seguir. Tal vez su
vida ha sido tan triste o dura, que ya no quieren seguir más y tienen que
hacerlo porque alguien los espera o los necesita. Es enfrentarse a la
disyuntiva de seguir o terminar. ¿Qué hacer? Puede ser que piensen que hagan lo
que hagan, todo seguirá igual de mal. Ya no quieren seguir, pero detenerse está
prohibido por la religión, por las leyes, por la moral, por la familia. Todos
siempre quieren que siga y afirman que detenerse es una cobardía. Solo les
queda caminar lento, sin prisa, hasta que de forma natural les toque irse.
Verdad, qué es
interesante. Posiblemente tú pensaste en más razones y quizá te resultaron
mejores. Estas son solo las que yo pude deducir y resultó una experiencia
saludable y reveladora.
Lo que debe quedar claro
es que caminar lento es un ejercicio muy sano y conveniente, que debemos poner
en práctica cada que se pueda, pero hay otras causas que debemos considerar y nos
anuncian la necesidad de modificar algo de nuestras vidas o de buscar ayuda.
¡Camina lento! Es un buen ejercicio, pero no te olvides de voltear de vez en cuando, seguramente hay alguien atrás que trae prisa, no sea que te arrastres las malas vibras de aquel a quien frenas.
Víctor Salas