Amor Propio vs. Autoestima
Tal vez, el título de este artículo te haga pensar que autoestima es lo
mismo que amor propio, sin embargo, no es así.
La Autoestima, es el aprecio por
uno mismo, es decir, la valoración positiva de lo que somos física, mental y
espiritualmente. Es lo que tú piensas y sientes sobre ti, no lo que otros
piensan o sienten sobre ti. Alguna vez leí que es el prestigio que tenemos ante nosotros mismos.
La autoestima está de moda y nos preocupamos pensando si en nosotros es
saludable o no, evaluamos la de nuestra pareja, nos preocupa la de nuestros
hijos y criticamos y calificamos la de nuestros amigos. La baja o alta
autoestima, son parte de nuestras conversaciones. Es indudable que en cualquier aspecto de nuestra
vida, aceptarnos y apreciarnos con nuestros defectos y virtudes, con
debilidades y fortalezas nos podría llenar de paz, confianza y seguridad y esto
nos lleva a desempeñarnos mejor en la familia, la escuela, el trabajo y la
sociedad.
Hoy sabemos que hay tres niveles de autoestima:
La autoestima baja que nos muestra a personas indecisas, temerosas de
cometer errores, muy sensibles a la crítica, insatisfechos por su propia
autocrítica, complacientes y que no saben decir NO, perfeccionistas y derrotistas
cuando no salen bien las cosas, con grandes sentimientos de culpa porque
exageran sus errores, que van de culparse y culpar a los demás por sus
fracasos, pueden ser hostiles e irritables, negativos y depresivos. Evaluando
todo esto, me hace pensar en una enfermedad terminal.
En el otro polo, está la autoestima alta, que son personas muy pagadas
de sí mismas, es decir, narcisistas, que es el amor excesivo hacia uno
mismo. Creen que sus facultades y obras
son mejores que las de otros.
Y se nos asegura que una persona con una autoestima positiva es alguien
que:
No necesita competir, no envidia, no se compara, no se justifica por lo
que hace, no actúa como si pidiera perdón por existir, no se siente una
molestia para los demás, se da cuenta de sus capacidades y de su potencial, no
culpa a nadie de su situación o sus errores y respeta a los demás, etc. Sin
embargo, a mí me parece una herramienta engañosa, para que no nos movamos y nos
conformemos aceptando la realidad que enfrentamos, pero eso sí, sintiéndonos
muy bien.
Pero, ¿y qué hay del “amor propio”?
Recuerdo que cuando era niño, los mayores
hablaban de amor propio, el concepto de autoestima no se conocía, pero no era
necesario, porque ya estaba contenido en este concepto que lo abarcaba todo: autoconocimiento,
porque en el conocerse empieza el amor por uno mismo; la autoestima,
sentimientos positivos por nuestra persona, un prestigio saludable ante
nosotros; la auto aceptación, reconocerse y aceptarse como somos, con
debilidades y fortalezas, siendo únicos; el no postergarse, que
significa no dejarse para después, sino siempre considerarse en primer lugar,
porque estando bien, estamos bien con los demás; estabilidad emocional,
aceptando nuestras emociones,
manejándolas y gestionándolas para estar bien y; el auto respeto,
porque respetándonos, llegábamos a la convicción de exigir que nos respeten.
Con amor propio, somos asertivos, empáticos y con buenas habilidades sociales.
Hay quien opina que el amor propio, es la expresión de nuestro egoísmo,
porque nos interesamos más por nuestros deseos personales y corremos el riesgo
de llegar a una ambición desmedida. No obstante, el amor ha sido considerado
siempre como una virtud que representa todo el afecto, la bondad y la compasión
del ser humano y eso tiene que ver también con los demás.
Hoy ya es difícil oír a alguien que hable de amor propio, y estoy seguro
que no faltará quien diga que en la autoestima se contiene el amor por uno
mismo, pero yo no lo creo así. A una novia no se le dice, te estimo, se le dice
te amo. Y esta idea de amar implica que se quiere lo mejor para ella. Lo mismo
pasa con los hijos o con los padres. Y si somos capaces de amarlos así, por qué
no ser capaces de amarnos de la misma forma.
El amor propio es tu fuerza vital. No llega
de fuera, ya está en ti. Para quererte aun sin alcanzar tus metas, sin importar
cuáles sean. Es la fuerza más importante para alcanzar tu éxito.
Con
amor propio tenemos una vida completa y plena, ya que fortalece nuestra
autoestima. Con él, no permitimos que
alguien lastime nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma.
He conocido a muchas personas que tienen una autoestima saludable, pero
que se lastiman de una forma terrible, con prácticas de vida que los ponen en
riesgo constante, viviendo una vanidad ciega, que no les permite ver que no
viven para sí, sino para su ego. Amarse
es tener autoconciencia, no lastimarse, no postergarse, no olvidarse, respetarse,
no sentirse algo que no se es, aceptarse, ser asertivo, y caminar pacientemente
hacia el esclarecimiento, y esto último no como una meta fantástica, sino como
una realidad inevitable, que el tiempo nos da.
Para mí el amor propio es muy grande y no comprendo cómo teniendo un
concepto tan amplio, hoy nos conformamos con otro que solo tiene que ver con
una parte de lo que debemos desarrollar para sentirnos bien con nuestra vida. Y
es que hoy ya no pensamos en conceptos completos, sino en parcialidades que
ocupan nuestra mente, como bullying en lugar de violencia.
Por eso, es bueno que desarrolles tu autoestima, no podría decir que no,
pero es mucho mejor que busques agrandar
tu amor propio, con él, no dejarás que te falten al respeto, que te roben, que
te engañen, que te menosprecien, que decidan por ti, que te digan qué hacer, a
dónde ir, en qué pensar, qué comprar, en qué creer, que recurrentemente te defrauden. En suma,
que te quiten tu identidad y tu libertad. ¿No crees que nos hace falta? ¿De
qué te sirve creer que estás bien, sin estarlo? El amor propio te lleva a realidades.
Ámate, pero hazlo sin límites y con la
conciencia de darte lo mejor en todos los aspectos de tu vida.
Ámate, porque solo así podrás amar a los
demás.
Ámate, porque tú eres el mejor amante que
tendrás.
Víctor Salas