LA ENTREVISTA PARA EL PRIMER EMPLEO


Una de las cosas que me asombran en este país y en especial en esta ciudad, es la cantidad tan grande de jóvenes que se gradúan en las cientos de universidades que existen. Jóvenes que buscarán entrar al mercado laboral y que vienen con la esperanza de integrarse a una empresa en la que puedan no solo lograr sus metas profesionales, sino también, su independencia y autosuficiencia.
En mi trabajo, entrevisto jóvenes que vienen para hacer su Servicio Social en La Trinchera, Bunker Creativo. Muchos vienen con lo necesario: hablan bien, escriben bien y tienen una actitud correcta, pero otros, una notoria mayoría, me atrevo a decir, se quieren titular sin haber llenado los grandes huecos que en su formación presentan. Son chavos o chavas, que están a punto de graduarse en universidades que no se preocuparon por formarlos verdaderamente.

Todos los que tenemos un título universitario, sabemos que el verdadero aprendizaje empieza al dejar la universidad; al enfrentar la realidad laboral en las distintas profesiones y es claro que nos va mejor si traemos los conocimientos que apoyen nuestro saber, como una buena cultura general, buena ortografía y redacción o las nociones claras de sumar, restar, multiplicar o dividir. Puede ser que esto les suene muy fuerte, pero en realidad, existen chavos que van a recibir un título sin saber sumar o dividir adecuadamente o sin saber escribir o leer con propiedad. Esta situación es penosa y dolorosa.

La primera vez que van a enfrentar esa realidad es cuando van a su primer entrevista de empleo y los entrevistadores, nos damos cuenta que no saben ofrecerse como candidatos ideales y aun menos saben mostrar sus talentos o cualidades y por el contrario, sus debilidades aparecen claramente. Aunque aclaro, creo que muchos tuvimos y aun tenemos ese problema. No sabemos o en su oportunidad, no supimos, vendernos.

Es notorio que cuando un candidato va a su primera entrevista, presentan comportamientos que los descalifican y que para ellos, parece, no son importantes:
·         Llegan tarde
·         Vestidos inadecuadamente para el puesto que solicitan
·         Con currículos poco presentables, mal integrados, inflados o demasiado vistosos pero sin sustancia.
·         Con una actitud equivocada: muy tímidos o muy sobrados, prepotentes o con la idea de que nadie los merece, fingiendo ser lo que no son.

En la entrevista:
·         Se muestran nerviosos e inseguros
·         Se disculpan cuando no tienen porqué
·         Se apenan por cosas triviales
·         Se muestran poco concentrados
·         Hablan bajo
·         Se chiquean
·          Y lo peor, Hablan mal de las empresas donde han trabajado, de sus jefes o de personas con las que compartieron actividades, etc., lo que es un error garrafal.

A esto hay que añadir, que si se les pide un texto escrito, les falla la ortografía y la mayoría muestran una muy mala redacción; al hablar, no se expresan con claridad y coherencia, entre lo más notorio y a esto se suman, pobres conocimientos profesionales. Esta situación me hace pensar que lo único que les interesa es un título para satisfacer su vanidad, pero la riqueza del proceso para obtenerlo, para ellos es lo menos importante.

Es claro que el que elige a la empresa es el aspirante y esta debe agradecer su preferencia, pero también es claro que siempre buscará recibir al candidato ideal para el puesto que ofrece. Se busca a alguien que tenga la aptitud, pero también que tengan la actitud correcta. La que sea más acorde con la visión, la misión y los valores institucionales. Muchos son descartados por que no tienen el saber necesario, pero otros son eliminados por tener actitudes incorrectas.

Enfrentar una entrevista de trabajo debiera ser un tema de estudio en las universidades, a fin de capacitar a sus egresados para que aprendan a llegar con una actitud correcta a su cita. Para que sepan actuar seguros, confiando en sus capacidades y con el conocimiento acerca de cómo exponer claramente sus habilidades y su interés por la empresa que eligieron.

Por el lado de los conocimientos que deben poseer, las empresas tienen los medios para descubrir si el candidato los posee o no, y si no eres elegido por esta razón, lo único que queda es seguir preparándote. Pero en cuanto a las actitudes, lo que esperan es ver una que muestre respeto, interés, responsabilidad, compromiso, seguridad en su proceder, etc., y que te rechacen por esto, dispara la pregunta de ¿a que fuiste? Se podrían dar muchos consejos para esta primera experiencia, pero lo esencial es que te muestres realmente como eres y que te des cuenta que tú y solo tú, con tu actitud, tienes la llave para superar esta prueba. Considera lo siguiente:

1.    No llegues tarde: con anticipación asegúrate de la dirección, de la forma de llegar y del tiempo que necesitarás para acudir a tu cita. Llegar tarde muestra tu desinterés por la empresa a la que vas.

2.    Viste ropa adecuada: ni tan formal pero tampoco tan informal. La primera impresión es muy importante. Vestir bien, muestra también tu interés.

3.    La noche anterior, duerme bien: te sentirás más seguro y en calma durante la entrevista.
4.    Actúa sereno y tu mente se relajará.

5.    Cuando hables o te hablen trata de mirar a los ojos de tu interlocutor.  No desvíes o bajes la vista, porque das la señal de que ocultas algo. Actúa siempre con toda calma.

6.    Tu voz debe sonar serena, bien modulada y agradable a tu propio oído.

7.    No te apresures a responder o a hablar. Escucha primero y respira siempre  antes de hablar.

8.    No infles tu currículum, no fanfarronees, no mientas y no finjas, porque puedes quedar  evidenciado. La persona que está enfrente de ti, no es ningún tonto y si lo descubre te descalificará. Muéstrate realmente como eres. Protege tu autoestima. Busca salir  airoso de la entrevista. No saber o no tener el nivel, no debe darte pena. Siempre habrá algo que aprender para crecer. Reconocerlo es muy probable que te de puntos.

9.    La orientación y los movimientos de tu cuerpo deben lucir relajados y naturales. Trata de mantener libres tus manos, evita cruzar los brazos y gesticular de manera brusca o exagerada, ya que podrías mostrar inseguridad y miedo.

Y si sabes que te fallan cuestiones básicas, deberás ponerte a estudiar para que las superes. Un buen curso de ortografía y redacción no le hace mal a nadie; interesarte por aumentar tu cultura general tampoco y sobre todo conocer algo de la empresa a la que acudes por una oportunidad, sería ideal.

Un entrevistador agradecerá que le des la oportunidad de conocerte, pero no debes olvidar que buscará ver en ti, aquello que anda buscando y que la empresa que representa necesita, por eso es importante que la conozcas y que te prepares para ella, que muestres tu mejor imagen y tu verdadero saber e interés.

Ir a tu primera entrevista de trabajo, no debe convertirse en un reto que te quite el sueño o que perturbe tu día, pero, sí debes considerarlo como algo de importancia relevante, porque de tener éxito, tu vida cambiaría. Eso significa que deberás prepararte: tomar en cuenta lo expresado, continuar tu preparación profesional y si es el caso, empezar a llenar todos los huecos que descubras en tu formación.

Prepárate y buena suerte.


Víctor Salas.

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