Un mal común “La Envidia”



¿Te has preguntado por qué te importan tanto las cualidades o atributos de otros

¿Por qué quisieras tener eso que el otro posee y que lo hace ver muy bien?

¿Por qué el sí y tú no?

 ¿Qué te hace falta para sentirte satisfecho? 

Encuentras algo que te cautiva de otra persona, te roba la atención, imaginas cómo serías si todo eso fuera parte de ti, lo deseas tanto que caes en la admiración de aquel o también, por qué no, te hace sentir insatisfecho.

Puede que confundas esos sentimientos, pero en el fondo sabes que tiene nombre, un mal común que todos conocen e intentan ocultar, se llama ENVIDIA que, según la Real Academia de la Lengua, es el “deseo de algo que no se posee” y eso provoca “desdicha al observar el bien ajeno”. Cuando nos comparamos con otra persona y comprobamos que tiene algo que nosotros queremos, es cuando surge la envidia.

Este puede ser el sentimiento más negado por la mayoría, incluso antes que el amor. Tal vez nos avergüenza aceptar que sentimos envidia por algo o alguien. Si has experimentado esto entonces podrás identificarte con lo siguiente:

·         Todo eso que deseas se convierte en una energía negativa que se va trasmitiendo por la mente y es generada por los deseos de tener o estar en el lugar de la otra persona. Quieres que esa persona no lo note pero te vuelves negativo y adoptas una actitud densa, pesada, egoísta.  Lo haces de manera inconsciente y moderada para que nadie lo note, pero la envidia afecta no solo tu parte emocional, puedes llegar a tener incluso molestias físicas.

Muchas de las dificultades o problemas que se nos presentan pueden ser causadas por la envidia: retrasas algunas cosas, te alejas de las personas, dejas de convivir con el exterior. Hay quienes son incapaces de alegrarse de las satisfacciones ajenas. Muchas caídas tienen su origen en esa mala energía, se sufre en silencio.

Si en este momento estás pensando en una persona, es porque seguramente experimentas ese sentimiento con ella. No siempre es malo; en ocasiones puede ser una inspiración, para que quizá alcances sus cualidades, no para ser mejor que ella, si no para mejorar todo lo que está mal en ti.

Puede convertirte en alguien un tanto negativo. La envidia se nutre de la inseguridad, incluso muchos de tu círculo de amigos preferirán alejarse de ti, por la mala energía que transmites. Pero, puede darse el caso de que encuentres a alguien que compagine contigo y puedan hablar, criticar y entonces sentirás que lo que haces es normal.

Es cierto que uno admira cualidades, habilidades y valores, pero no se desea que los demás los pierdan, para así obtenerlos, ese sería el primer paso para cambiar. Transforma ese sentimiento en algo positivo; aprende a vivir y disfrutar lo que quieres y tienes; reconoce que los logros de los demás generalmente son producto de su esfuerzo, dedicación que incluso pudo ser mucho más difícil de lo que podemos observar; acepta que existen personas que obtienen más fácilmente todo lo que se proponen.
Cada uno de nosotros es distinto y necesitas trabajar por lograr tus cosas, te sentirás mucho más satisfecho al saber que fue un esfuerzo propio y que no afectaste a nadie. Aprende de los otros cuando veas sus aspectos negativos, pues es probable que en el fondo nos sirvan de espejo y logremos modificarlos en nosotros.
Por otra parte, si estás del otro lado, es decir, en la parte envidiada, no es para que te sientas superior a alguien, eso solo te demuestra que estás haciendo algo que otra persona quisiera hacer, y en la mayoría de las veces esto te indica que vas por el buen camino.  
La gente siempre querrá que te vaya bien, pero no mejor que a ellos.
Así que si eres una persona que siente envidia por otra, recapacita y piensa si eso te hace sentir bien;  si estás perdiendo en lugar de ganar. Entonces, trabaja por tus propias cosas, obtén lo que quieres, sin afectar a los demás. Sin duda alguna hay personas a las que se les facilita obtener las cosas, pero es parte de su personalidad y tenacidad, si a ti te cuesta y quieres tenerlo, entonces esfuérzate.
No te dañes a ti mismo queriendo ser o tener algo de alguien más, porque aún así jamás tendrás lo que le pertenece a otro. Es más sano concentrarse en uno mismo y trabajar por lo que uno quiere y que seguramente logrará.

Adriana Salas
(Colaborador Jr.)

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