La Vida


Te has preguntado qué es la vida. Seguramente sí, pero tal vez no te has dado tiempo para meditar al respecto. Tienes vida y es mejor que te dediques a disfrutarla. Además definirla es una tarea tan difícil que ni los científicos lo han logrado de manera satisfactoria.

Intentando definirla se comparó con lo no vivo.  También se estudió la muerte buscando la respuesta, pero ésta no llegó. Se estudiaron las características de la vida que conocemos: nutrición, desarrollo, respuesta al medio y la reproducción, pero tampoco sirvió porque en ella quedaban incluidas cosas no vivas como los cristales minerales,  en los que también se observan estos fenómenos. En suma, es una tarea muy compleja y hoy todavía no es algo concluido.

Hoy sabemos que hay bacterias que no respiran y los virus que parece que se encuentran en la frontera de la vida, porque no se nutren por si mismos ni se reproducen, solo lo hacen cuando infectan una célula. Se pensaba que nada sobrevivía a temperaturas bajo cero o en ambientes de calor extremo o en el espacio exterior o sin agua y hoy conocemos al oso de agua (tardígrado) que hace todo eso y más.

La definición más fría es la que dan muchos científicos, que consideran que la vida  es solo la duración de las cosas o su evolución y esta definición aunque simple, me gusta. Es verdad que la vida es nacer, crecer, metabolizar, responder a estímulos externos, reproducirse y morirse, pero también es todo eso que pasa entre el nacimiento y la muerte.  La suma de todo lo vivido, es decir, las experiencias que te da el vivir: la existencia. Y la existencia es estar en el mundo. Tanto nosotros como las cosas que nos rodean. Todo existe y tiene una duración, pero es claro que no todo está vivo.

Demócrito (Filósofo griego), por deducción, llegó a la conclusión de que todo está formado por átomos y de ellos todo se forma. Afirmó que las propiedades de la materia dependían de la forma en que se agrupaban y su distinción solo era de forma y tamaño. En los seres vivos, la unión de átomos forma moléculas y la unión de éstas, células; las células al juntarse forman tejidos y éstos, órganos, con diversas funciones. Los distintos órganos forman organismos, que agrupados pertenecen a una especie, y las diversas especies en el planeta tierra  forman la biomasa, con su infinita variedad. Esta realidad da un sinfín de posibilidades para la vida. No somos individuos, somos sociedades biológicas. Estamos unidos y somos la consecuencia de ser parte de esta unión.

Todo empieza con la agrupación, ordenada y jerarquizada de átomos. Somos sociedades atómicas o celulares. Como el universo es sociedades galácticas y estas planetarias y por qué no creerlo, el infinito lo es de universos. En medio de todo eso la vida como la conocemos parece ser algo raro, extraordinario, aunque hoy, gracias a la Física Cuántica, sabemos que la vida pudiera ser más común de lo que creemos y lo mejor es que se puede dar en las condiciones menos benignas para ella.  Puede ser incluso que cosas que creemos sin vida la tengan en realidad.

Leonardo Da Vinci decía que el mundo respiraba y que esto se podía ver en el subir y bajar de las mareas; también que tenía un sistema circulatorio, porque el agua sube a las montañas más altas y baja de ellas sin detenerse nunca, como si el planeta estuviera vivo. Hoy, y gracias a la física cuántica, se sospecha que el átomo pudiera tener conciencia de sí mismo y por ahí oí de un científico que descubrió una bacteria que se reproduce en el fondo del mar y se mantiene unida por redes de líneas que parecen nervios, conectados entre sí, semejante a las redes nerviosas del cerebro, haciéndole creer que el mar tal vez tenga pensamientos. ¿Verdad que es extraordinario?

Hay formas de vida que además de ser capaces de intercambiar energía y materia con el entorno con la finalidad de automantenerse, renovarse y finalmente reproducirse, también pueden conocer su realidad, enfrentarla y manejarla. Al menos en nuestra especie, la vida es la conciencia de ser, estar y progresar.

Y es que la vida es oportunidad, de hacer, crear, de experimentar todo lo que existe. De amar, de viajar, de maravillarnos por la luz del sol, de embelesarnos con la belleza, de dar fe de lo que existe. Alguna vez escuché que “la vida es un ejercicio de conciencia de Dios para verse a sí mismo“.

Egoístamente hemos llegado a creer que si tenemos vida es por una razón extraordinaria y por eso la humanidad se pregunta ¿Por qué estamos aquí? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Y las respuestas son muchas: que somos seres divinos; que estamos aquí para aprender algo que necesitamos; que es un paso previo de nuestra evolución espiritual, etc. Yo no sé si eso es cierto o no. Pero sí sé que entre el nacer y el morir, hay un sinfín de experiencias, que nos hacen crecer y mejorar. La suma de esas experiencias, es la vida. Por esa razón, creo que estamos aquí solo para nacer, crecer, amar, reproducirnos y morir, pero no sin antes haber tenido toda clase de vivencias al lado de todos aquellos que les tocó vivir en el mismo tiempo que yo.
Pero no debemos olvidar que la experiencia de vida de uno, es diferente a la de otra persona, aun ante las mismas circunstancias. El mismo atardecer, visto por dos personas, los hará evocar sensaciones, recuerdos, emociones, totalmente diferentes y en consecuencia experiencias distintas. Por eso la vida es tan rica en pareceres, creencias, ideas, posturas, etc. Y es más rica cuando consideramos las vivencias de todos los individuos vivientes del planeta.
La vida es diversidad de formas y condiciones. Pero eso no es lo importante, lo relevante es que cuando la dejemos y regresemos al origen, llevemos la memoria de lo que hicimos y aprendimos, rindiendo cuentas al creador de todo.
Creo que es un Don que hay que aprovechar. Vivir sin límites, sin miedo, sin prejuicios. No dejar que la vivan por nosotros. Hacernos los líderes de nuestras experiencias y no perdernos nada.
Vivir solo por vivir. Ser y estar, aquí y ahora. Con conciencia de ti. Por ti, para ti y los tuyos. Tu espacio, tu tiempo. Eso es la vida.

Víctor Salas.

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